jueves, 27 de marzo de 2014

AbriendoIdeas Teatro - Esto es tan solo la mitad

Esto es tan solo la mitad… De todo aquello que me contaste.


Por Gustavo Eduardo Rosatto


La obra de Pablo Bellochio comenzó su segunda temporada, presentando sus funciones en Espacio Polonia. Una pieza que se compone de dos partes que permiten una visión compleja y activa sobre un mismo suceso.


Se dice generalmente que hay tantas verdades como personas en el mundo. Cada visión de la realidad es influida por un punto de vista que se construye en base a conocimientos, emociones, deseos, prejuicios y sueños. Sim embargo muchas veces a la hora de construir  un panorama o una visión más compleja sobre algún hecho, la posibilidad de recurrir a múltiples miradas y opiniones puede ser determinante y necesario para aunque sea acercarnos a la realidad.

“Esto es tan solo la mitad… De todo aquello que me contaste” es una obra, o más bien dos, que brinda la posibilidad de observar dos visiones y realidades distintas sobre un mismo hecho, que se construyen y desarrollan de manera simultánea. La muerte de un padre de familia llamado Piero Lascia convoca a sus parientes al velorio para que puedan dar su última despedida.  Sin embargo este hombre construyó a lo largo de su vida dos familias distintas, una, fruto de su vida en la provincia de San Juan a la que abandonó cuando sus dos hijos eran muy jóvenes y otra que se sucedió con su radicación en Bs. As. con una nueva mujer fruto de cuya relación nacieron 4 hijos.  Es así como en el velorio de este hombre estas dos familias se encuentran y reflexionan sobre su padre y los momentos compartidos con él.

Lo interesante de esta composición es que las dos familias fruto de las rispideces y distanciamiento lógico ante la doble vida de su padre, se distribuyen en dos cuartos separados,  desarrollando razonamientos y emociones dispares fruto de los recuerdos que cada una comparte. Es así como una obra “Esto es tan sólo la mitad…” nos muestra sólo lo que sucede en uno de los cuartos, mientras que la otra obra “… de todo aquello que me contaste” nos muestra la realidad paralela que sucede en la otra habitación. Es así como los indicios que se introducen en algunos de los diálogos se resuelven en la otra parte y muchos de los conceptos y razonamientos elaborados por el público durante la expectación encuentran múltiples fases y posibilidades a medida que el conocimiento se completa en la comparación y descubrimiento de las dos visiones.

Si bien ambas obras se presentan como un suceso artístico capaz de ser disfrutado por separado, la autonomía de ambas obras resulta relativa, porque muchos de los conflictos observados, al ver tan sólo una mitad de la historia,  apenas llegan a plantearse como un interrogante, que recién se resuelve en la continuidad. Esta situación genera la recomendación de ver ambas obras de manera sucesiva.

Sin embargo la estructura formula una interesante reflexión respecto a los procesos de aprendizaje y conocimiento y la forma en que cómo muchas veces en búsqueda de simpleza y comodidad nos conformamos con apenas una cara de la moneda. Se termina así construyendo una comprensión parcial y altamente engañosa de la realidad sin siquiera acercarnos a los conceptos fundamentales que allí entran en juego. Generando así también la idea de un espectador activo que decide y elige si quiere conocer el resto de la historia o si se conforma con presenciar solo un fragmento.

La obra se construye como una comedia dramática con cierta dosis de humor negro. La carga emotiva se dosifica así a lo largo de la historia  entremezclada con espacios de humor que llevan en muchos segmentos de esta pieza a generar un distanciamiento por parte del espectador que no se entrega de manera completa a la obra esperando y diferenciando atento el momento de reír (algo visible fundamentalmente en la 1º parte).

Hay un aspecto interesante que surge de la comparación de ambas partes de la historia y es la sensación de distintos ritmos, algo destacable al tratarse de dos grupos de personajes que en su lógica interna y en su interacción logran matices distintos, tanto por las características intrínsecas derivadas de las personalidades, como por las temáticas y conflictos variados que atraviesan a los distintos grupos familiares en el velatorio de su padre compartido. 


 La dramaturgia de Pablo Bellochio (quien es también el director de esta composición) encontró un recurso muy interesante en la dinámica ya planteada, construyendo una historia con muchos componentes interesantes, pero que en algunos puntos introduce demasiados conflictos que resultan paralelos a la historia, quedando muchos incluso sin resolución en la continuidad entre las dos partes. La escenografía intenta emular las características de una casa chorizo típica de la ciudad de Buenos Aires con elementos y muebles antiguos pero sencillos creando una atmósfera de barrio.

El trabajo de los actores resulta acorde a las necesidades de la obra, logrando momentos de gran expresividad y dedicación. La construcción de los personajes y su interpretación resulta destacada en relación a la creación de personalidades bien claras, distintivas y hasta prototípicas, desarrollando gestos modismos y lógicas características de cada uno.

La tarea en la dirección de Bellochio logra un gran uso y aprovechamiento del espacio, jugando mucho con la salida de los actores de la escena, creando un dinamismo que optimiza y realza las características de la sala.

ESPACIO POLONIA - Fitz Roy 1477
Teléfonos: 3965-9549
Web: http://espaciopolonia.blogspot.com
Entrada: $ 70,00 - Domingo - 19hs y 20hs



Ficha técnico-artística
Dramaturgia: Pablo Bellocchio
Actúan: Estefanía Revas, Gimena Romano Larroca,
 Nicolás Salischiker, Juan Tupac Soler, Rodrigo Bianco,
 Veronica D´amore, Jorge Gentile y Jimena López.
Fotografía: Pia Leavy
Diseño gráfico: Rodrigo Bianco
Asistencia de dirección: Martina Carou
Prensa: Tehagolaprensa
Dirección: Pablo Bellocchio


sábado, 22 de marzo de 2014

AbriendoIdeas Teatro Perro (un cuento Rural).


Hace poco me enteré que la obra "Perro, un cuento rural" volvió a la cartelera y no quiero dejar pasar la oportunidad de recomendarla y sugerirles que no se la pierdan. Para ello les dejo la nota que realizé para la revista Poison Mag (publicada el 18/10/2013). Se trata de una obra cruda, cargada de tensión, con una calidad artística y escénica destacable.  "Perro" se presenta los domingos a las 21hs en Timbre 4.


Perro (un cuento rural).


Poison Perro (1)

“Perro (un cuento rural)” desarrolla una historia que sucede en la profundidad del campo, donde un hombre entrena ferozmente a su hijo para que a través de la lucha pueda sustentar a toda la familia. Es tal el castigo sufrido por el joven para mejorar su condición, que es constantemente comparado con un perro que bajo las órdenes de su amo acata cada decisión por miedo al castigo.  La muerte parece acechar constantemente a lo largo de la obra como el único destino posible y cada vez más cercano. En ese contexto los rasgos de humanidad se muestran en cuentagotas para revelarnos el dolor que inunda el alma de los protagonistas.

Se trata de una pieza llena de decisiones acertadas. Desde las excelentes actuaciones que conmueven por su entrega, hasta el desarrollo de la puesta, pasando por vestuarios, iluminación, música y escenografía, todo demuestra un grado de trabajo, dedicación y calidad notables. Esta sinergia en el uso de los recursos termina generando una experiencia en el receptor que lo mantiene atento e involucrado a cada instante, sufriendo la historia y a la vez disfrutando del hecho artístico.

La obra desarrolla una estética muy interesante, basada en los elementos y paisajes camperos típicos, pero agregando un aura de desolación y de tortuosa oscuridad que acompaña a los distintos pasajes de la trama, dejando escapar, apenas entre las grietas de esa realidad, algunas muestras de cariño que hacen ilusionar a los personajes con la existencia de un futuro.

Hernán Grinstein logra delinear una serie de personajes que poseen rasgos y esencias que se resaltan a partir de rasgos de cotidianeidad y a la vez de destacada humanidad que parecen brotar directamente desde ese mundo creado en la obra. Además se resalta su tarea en la dirección, construyendo una puesta que recorre múltiples climas, donde el escenario es reconstruido y re-articulado en cada escena, logrando un gran aprovechamiento del espacio y un notable dinamismo.


La perfomance de los actores en escena contribuye directamente al éxito de la propuesta, no sólo por la dedicación y la entrega que brindan, sino también por la excelente interpretación y composición que realizan, llevando a la vida a estos extraordinarios personajes. José María Marcos, Maday Méndez, Francisco Franco, Tulio Gómez Alzaga y el mismo Hernán Grinstein dejan todo en las tablas concretando una tarea impresionante que te eleva por un momento del asiento y te transporta a ese mundo que la obra propone.

La corporización de este ambiente rural es llevada a cabo por Fabricio Mercado en la escenografía que logra a través de elementos cargados de simbolismo dotar de entidad  a la historia. Hay un gran trabajo también de Lucía Feijoó y Christian Gadea en la iluminación que a partir de distintos recursos colaboran en el desarrollo de las distintas ambientaciones que esta pieza propone.

Había una vez un perro… Un perro fiel, entrenado con violencia y ferocidad, un perro que sufre la furia de su dueño y se consuela con apenas algunas caricias. Un perro que vive, o más bien sobrevive, en la inmensidad del campo y sus gritos son acallados con el silencio. Un perro que no es un perro, sino un hombre que al ser tratado como una bestia comenzó a creer que su condición animal era más fuerte que cualquier rasgo de humanidad. Un perro que encierra en su interior una crítica a ese mundo rural cargado de prejuicios e imposiciones, un perro que cuestiona los límites de la lealtad y la dignidad y que encerrado en ese mundo de sufrimiento nos cuenta un poco sobre nuestra existencia y sobre la esencia misma de la humanidad. Un pequeño cuento que se convierte en una gran historia.

lunes, 17 de marzo de 2014

AbriendoIdeas Teatro Pinedas Tejen Lirios


Pinedas tejen lirios, la segunda parte de la Trilogía Republicana escrita y dirigida por Susana Hornos y Zaida Rico, se estrenó en el Teatro El Extranjero. Una obra que, a partir de la Guerra Civil Española, recorre el lugar y la lucha por los derechos de la mujer a lo largo de la historia, generando un interesante paralelo entre la reivindicación y la atención a problemáticas que perduran en la sociedad actual. Aquí la nota que realicé al respecto para la revista online "Leedor".


Trilogía Republicana: 

“Pinedas Tejen Lirios”.



http://www.leedor.com/v2/wp-content/uploads/2014/03/pinedas1.jpg


"La Trilogía Republicana es una producción, o más bien una bandera, llevada adelante por las directoras y dramaturgas españolas Zaida Rico y Susana Hornos, donde se combinan retazos de la historia con un fuerte énfasis en la Guerra Civil Española, pero fundamentalmente retoma y le da  vida a los ideales republicanos condensados en los conceptos de igualdad y libertad, y desarrolla también un fuerte foco en los derechos humanos.

Este trabajo, que comenzó con la obra Granos de Uva en el Paladar (una pieza excelente que sigue en cartelera), cuyo eje parte de la memoria colectiva, continúa hoy con Pinedas tejen Lirios, haciendo un recorrido que, si bien parte del conflicto de la Guerra Civil en España,  se desplaza  por distintas épocas y territorios demostrando cómo esos actos que atentan directamente contra la humanidad continúan sucediendo con naturalidad, mientras la sociedad tiene inmersos sus ojos en la vida cotidiana.".

(para continuar leyendo hacer click en el siguiente link)

http://www.leedor.com/contenidos/teatro/pinedas-tejen-lirios-2

jueves, 6 de marzo de 2014

AbriendoIdeas Teatro "Delia"

Delia


 “Delia” es una obra, escrita y dirigida por  Sebastián  Suñé,  que se define como “una comedia existencialista, pero ligera”. Se presenta los sábados a las 20hs en Teatro Beckett encarando su segunda temporada.


Delia es la historia de una mujer, que agobiada por su realidad y las presiones que su entorno intenta imponerle, decide animarse al psicoanálisis, esperando encontrar en la terapia las respuestas que la conduzcan por un sendero de cambio hacia una nueva vida. Es así como la obra comienza por la primera sesión que esta mujer mantiene con un grupo de psicoanalistas muy particular donde se comienzan a vislumbrar los conflictos con los que la protagonista convive en el día a día, su soledad, un trabajo rutinario, una familia difícil que la presiona y preocupa constantemente y un sentimiento profundo de angustia que la atenaza y no la deja escapar de ese círculo que le impide acceder a la felicidad.

Sin embargo todos estos conflictos planteados en esa primera escena de la sesión psicoanalítica, pronto desaparecen dejando lugar a una especie de comedia televisiva donde el eje comienza a estar puesto en los clichés, los gags y la exageración como principal recurso para generar la risa. Es en la hipérbole y en la magnificación o exageración de arquetipos de la sociedad, de gestos y situaciones rutinarias donde la obra intenta hacer hincapié como recurso fundamental de la comicidad, y si bien se trata de una opción válida a la hora del humor, se encuentra en esta pieza sobreexplotada al punto de cubrir todo con un aura de inverosimilitud  y un ritmo donde todo se va volviendo previsible.

La exageración envuelve en este sentido varios de los aspectos de la obra, no sólo en la definición de los personajes que se muestran en exceso arquetípicos y cargados de prejuicios (una madre típica de los melodramas, una hermana lesbiana a la que se le asigna una personalidad masculina, la compañera de trabajo autoritaria), sino también en las actuaciones y en la realización de los vestuarios como forma de remarcar aún más esos rasgos con pelucas y vestuarios que recaen también en esa exageración que resulta innecesaria.  En el único personaje donde se observa cierto grado de complejidad es en el de la protagonista Delia, donde se pueden observar más matices y recursos que se consolidan efectivamente en la actuación de Laila Duschatzky.


Hay un interesante trabajo en la Iluminación con el diseño a partir de varios focos y gradientes de luz.

“Una comedia existencialista, pero ligera.” Es la definición que nos presenta la obra, existencialista en el sentido de un sujeto, en este caso la protagonista, que a pesar de todas las influencias externas que puede recibir, nunca está predeterminado a actuar de tal o cual modo, sino que siempre es su decisión y su voluntad la que definirá el camino a seguir. Sin embargo el concepto de “ligero” parece ser más preciso a la hora de definir una obra que parte del uso de recursos complejos y de una idea interesante en el juego que se presenta entre Delia y sus psicoanalistas; pero que  pronto se va diluyendo convirtiéndose en una sitcom que va recorriendo aspectos de la vida cotidiana del personaje con apenas algún destello onírico que no alcanza para romper esa linealidad y superficialidad en que la obra se sumerge.  Justamente en el afán de ligereza y de un humor amplio y generalizado se pierden posibilidades de reflexiones más profundas y no por eso dejar de generar humor, la evasión de la complejidad en este sentido impide que la obra conquiste su potencial.


Ficha Técnica

Elenco: Victoriano Arana, Nacho Bozzolo, Mariángeles Hoyos, Laila Duschatzky, Paula Staffolani
Diseño de Vestuario: La Polilla Imagen & Vestuario
(Equipo La Polilla: Gustavo Alderete, Natalia González y Rodrigo Lico Lorente)
Escenografía: Natalia González y Alejandro Alonso Marcucci
Máscaras: Elizabet Gora
Música Original: Mauro Toro
Diseño de Iluminación: Rocío Caliri
Diseño Gráfico: Kari Hernandez
Blog: Alicia Borghi
Prensa: Correydile
Actriz de la Compañía: Agustina Cerviño
Asistente de Dirección y Sonido: Luciana Becerra
Autor y Director: Sebastián Suñé
Web: http://delialaobra.wordpress.com/