domingo, 7 de octubre de 2012


AbriendoIdeas Teorías


¿Donde están los ídolos?

Por Gustavo Eduardo Rosatto

En el día de hoy quiero introducir una problemática que viene dando vueltas por mi mente y sobre las cuales he debatido con amigos y compañeros del ámbito del arte: La ausencia de ídolos o fenómenos artísticos destacados. Es decir la ausencia o la falta de consolidación en el terreno artístico de  personalidades que sirvan de ejemplo e inspiración. 


Siempre el conocimiento  y la razón conllevan cierto grado de "desapasionamiento", entendiendo las causas y consecuencias más allá de la emotivo. Sin embargo, y esto es a modo personal, yo todavía guardo en mi mente a grandes ídolos, forjados sobre todo en épocas de mayor juventud. Ídolos que se vinculan al arte del pasado, o que ya tienen consolidada una tradición artística iniciada en otros tiempos.

Para poder entender con mas precisión este fenómeno quisiera acotarlo sólo al ámbito de la música donde los fenómenos de fascinación y fanatismo suelen ser mas evidentes. Entonces comencé a buscar o a pensar estrellas del mundo de la música que han podido introducirse en el ambiente y consolidarse en los últimos 10 años. Descubriendo en ese período personalidades que ascienden y descienden meteoricamente con aparente ilusión de éxito y liderazgo, pero que no sobreviven al hit. Hay excepciones, tal vez excepciones que confirmen la regla, como el caso por ejemplo de Calle 13, (mas allá de gustos personales) surgido del ámbito de una corriente musical de moda que lograron con capacidad y con un mensaje instalarse en el mundo de la música con éxito y respeto.



Es cierto también que el arte contemporáneo, valorando la diversidad, atenta contra las grandes congregaciones de público, siendo los fenómenos artísticos mas cercanos a los nichos que a las masas. Tampoco contribuyó a este fin la visión neoliberalista del mundo que terminó de introducir las fórmulas comerciales en el arte, generando artistas-producto a los cuales se hace difícil idolatrar siendo su única búsqueda el dinero. Ahondando de esta manera en una cultura superficial donde todo pasa y nada queda.

Los ídolos duran lo que sus éxitos, no dejan nada más que una canción pegadiza o una linda tonada, explotan y se agotan en instantes. Pensar solo en los 70´, y 80´ y todas las bandas y artistas surgidos en dichos períodos, que aún sobreviven, que realizan giras por el mundo despertando multitudes. Y personalmente no creo que sea porque el arte se ha acabado 
o porque el mundo se acerca a su fin, sino que influyen otros factores más allá de los mencionados que hacen que muchos buenos artistas no alcancen la cima tal cual lo han hecho esas míticas bandas. Y no necesariamente se habla aqui de un éxito vinculado a las ventas, sino mas bien a las ideas, a las motivaciones, a la inspiración.


Hay un fenómeno propio de nuestra era que ha afectado considerablemente a dicho dilema: la Internet. Una Internet que favorece también el conocimiento de nuevas ramas del arte, que permite también mucha mas inclusión en estas areas. Sin embargo toda esa información muchas veces produce un exceso, entonces nos enteramos de aspectos de los artistas que van mas allá de lo musical o del ambiente del pensamiento, conocemos sus vidas privadas, sus vicios, sus peleas, sus deseos y en dicho proceso se generan también grandes desilusiones. Sobre todo cuando mezclamos ámbitos que no deberíamos mezclar, criticando la obra de un artista por lo que hace fuera del ambiente artístico y humanizándolos a un punto tal que nos consideramos superiores a ellos. Darnos cuenta de su humanidad es algo bueno, sobre todo a nivel de inspiración, sin embargo se llega a un punto tal donde se cataloga a la persona por su faceta íntima, dejando de lado lo mas interesante y fundamental, el arte.

Por último quería destacar otro fenómeno vinculado a Internet que atenta a estos fines, la facilidad de acceso al contenido. Eso que también es tan bueno como herramienta de conocimiento hace que todo sea descartable y una canción reemplaza a otra, pero nada queda.  Y también impide discriminar lo bueno de lo malo, lo divertido y lo intelectual, porque todo va a parar a la misma carpeta, donde aparecen en un mismo plano Ricky Maravilla y Charly García. La Internet iguala, pone a todos en el mismo orden y ahí debe estar la capacidad de conocimiento como herramienta para discernir un arte que involucra mucho mas desarrollo, poesía y pensamiento de aquello vinculado a una faceta comercial o al mero entretenimiento. 


En este plano la informática dejó de lado formatos como el cd y hasta el casette que permitían entrar en un contacto directo solo con el artista que íbamos a comprar y separado de todo lo demás. En ese trance las estrofas y estribillos se adherían a nuestra mente, construyendo recuerdos imborrables, no solo por la repetición, sino también por la fascinación de dicho fenómeno.


El fanatismo no es la mejor manera de entender las cosas, sin embargo en esa relación con los ídolos crecía el respeto por su trabajo, la admiración por una corriente artística y la posibilidad de que los artistas también sean respaldados y crezcan dándole nuevas formas a su arte.

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