jueves, 5 de julio de 2012


AbriendoIdeas Bizarro



Hoy en el jueves bizarro les voy a dejar un cuento mío en tono de humor, ahí va...

El mejor jugador del mundo. 


Por Gustavo E. Rosatto 


Muchos hablan de quien fue el mejor jugador, Maradona, Pelé, Messi, pero ninguno se comparaba con el gran Teté Contreras. ¡AHH! ¡Qué jugador! Para quienes lo vimos imposible olvidarlo, él fue y será el mejor del mundo. 

Aún recuerdo el día que debutó ahí en Cambaceres, yo estaba en la tribuna y ya se murmuraba que iba a jugar un pibe que era promesa y cuando lo vi entrar supe que iba a ser GRANDE, sobre todo, porque tenía 15 años y ya medía cerca de 1,85m. 

Pero ojo que su altura no le sacaba habilidad, me acuerdo que desbordó por la banda derecha con unos enganches endiablados, haciendo delirar a toda la hinchada. La gente ya intentaba corear su nombre, pero como no sabían bien quien era se limitaban a aplaudir. Tres goles metió en ese partido y todavía no habían pasado los cinco minutos. Y cuando arrancaba para el cuarto amagando en el borde del área, recibió la marca férrea del Ascenso, una patada a la mandíbula del zaguero central que lo sacó del partido… en camilla. 

Ah sí, ese era el problema del Teté, atraía las patadas. No se sabe muy bien si por su habilidad o simplemente por su cara de gil, pero algo había que lograba que los rivales sacaran turno para dejarle los tapones clavados en la sien. Incluso me acuerdo en un partido contra Luján en que tuvieron que detener al lateral de su propio equipo cuando intentaba acertarle una patada desde atrás. 

Todos le querían pegar al Teté y lo peor es que la mayoría lo lograba. Al final logró jugar los noventa minutos, a lo largo de todo el campeonato. Jugaba un rato y después pasaba diez meses lesionado. Sabiendo que él iba a jugar los suplentes ya calentaban desde antes de que empiece el partido, junto con los camilleros. Y pobre cómo cobraba, era casi un hito que todo futbolista debía pasar pegarle a Contreras, los chicos en vez de autógrafos se acercaban y lo castigaban en los tobillos. 

Era un símbolo, fue muy famoso en esa época, todavía recuerdo esa campaña publicitaria que hizo para las canilleras “Chocón”, fue muy reconocida, lástima que en la cancha no le funcionaran, porque los rivales buscaban siempre las zonas desprotegidas. Pensar que después quedó en el olvido, yo todavía tengo un poster de él autografiado, en realidad era una radiografía, las regalaba porque tenía muchas. 

¡Pero que jugador que era!, esos dos minutos que podía jugar la rompía y después bueno… lo rompían a él.

Copyright 2012 Gustavo Eduardo Rosatto

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